DIVERSIDAD CULTURAL DE EUROPA
El Tratado de la Unión Europea o Tratado de Maastricht dio
reconocimiento oficial a la dimensión cultural de la integración
europea, al atribuir ciertas competencias (bastante reducidas) de acción
cultural a la Comunidad Europea,
en el artículo 128 (hoy 151) del Tratado. Según eso, la Comunidad
Europea debe impulsar las culturas de los Estados miembros, teniendo
especial cuidado en preservar la diversidad, pero poniendo también de
manifiesto el "patrimonio cultural común".
La diversidad cultural de la Unión Europea (UE)
se refleja de manera especial en las diferentes lenguas de los estados
miembros. Esta diversidad se plasma también en las demás manifestaciones
artísticas y culturales. La UE busca preservar y fomentar esta
diversidad y hacerla accesible a otros.
Las diferencias culturales entre las regiones que conforman la UE, sumadas a las tradiciones culturales que "importan" los inmigrantes procedentes de fuera de la unión, la han dotado de un carácter multicultural que no deja de diversificarse.
Uno de los aspectos más importantes de este fenómeno es la interrelación
entre diferentes grupos religiosos. Los pueblos que actualmente
conforman la UE tiene una tradición milenariamente cristiana, que se ha
visto modificada en las últimas décadas principalmente a causa de la
inmigración procedente de África, Oriente Medio y los países de la ex Yugoslavia.
El mayor aporte religioso de los inmigrantes ha sido el musulmán, cuya presencia cada día es mayor, principalmente en las grandes ciudades como París, Fráncfort, Marsella o Berlín.
También el desarrollo de los medios de comunicación ha jugado un papel
relevante en la "revolución cultural" que experimenta la UE. Personas
con un origen cultural distinto comparten ahora preferencias por
manifestaciones culturales, bien sea aportadas por uno de ellos o
procedentes de una tercera cultura.
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